Crecer en un lugar con pocas oportunidades puede ser un verdadero desafío. Lamentablemente, esta es la realidad para muchas personas que nacen en regiones afectadas por la pobreza. De los miles de millones de seres humanos que habitan en nuestro planeta, un gran porcentaje enfrenta condiciones extremadamente difíciles en su día a día. Si vives en un país del primer mundo, considera que eres afortunado por no tener que experimentar ese estilo de vida. La parte alentadora de todo esto es que, sin importar dónde naces y creces, siempre existe la posibilidad de encontrar el amor y formar una familia. Sin embargo, ¿qué debes hacer cuando incluso estas cosas vitales en la vida parecen estar en peligro de desvanecerse? Un hombre tuvo que descubrir hasta dónde podría llegar para proteger a su familia.

Una vida dura
Abdul no tuvo la suerte de nacer en la India más afortunada, por no decir lo contrario. Provenía de una pequeña ciudad en el remoto noreste del país. Esta localidad se encontraba enclavada entre montañas, sin prácticamente nada en los alrededores durante kilómetros a la redonda. Sin embargo, era su ciudad natal, sin importar las circunstancias.

Abdul nunca tuvo intenciones de abandonar su ciudad natal; su deseo era simplemente mejorar sus condiciones de vida y brindar ayuda a las personas de su entorno. ¿Cómo podría abandonar este lugar? Sus raíces se encontraban allí, sus antepasados habían vivido en ese mismo rincón del mundo, y sentía una profunda conexión con la tierra. A pesar de ello, la vida allí no resultaba sencilla para el joven que apenas comenzaba su camino.