Saca la lengua
¿Quién hubiera dicho que podíamos engañar a nuestras papilas gustativas con un poco de imaginación y unos efectos de sonido convincentes? Esto demuestra que la mente es muy poderosa y que, a veces, un poco de imaginación puede llegar muy lejos.
Pero seamos realistas: lo mejor de este dato es que nos da a todos una excusa para agitar nuestros saleros imaginarios en público sin sentir que somos unos bichos raros. De hecho, hasta podemos abrir un bar de condimentos imaginario, con kétchup y mostaza invisibles. ¿Quién necesita la versión real cuando se tiene una vívida imaginación y unos amigos entusiastas que te sigan el juego?